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La paradoja de la almendra en España: tenemos producción local pero consumimos la de California

Gran parte de estos frutos secos se importan de Estados Unidos. Isfa utiliza un modelo de plantación con una particularidad respecto al tradicional: optimiza los insumos necesarios reduciendo la huella de CO2

Hace apenas cuatro meses, los productores españoles de almendras recibieron una noticia cargada de esperanza: España y China llegaban a un acuerdo para la exportación de este fruto seco al país asiático. Se prevé destinar unas 50.000 toneladas hasta 2025 y unas 90.000 toneladas de cara a 2032. De llegar a materializarse, estaría beneficiando a un cultivo que se extiende por todo el territorio nacional y que tiene especial relevancia en Andalucía (100.000 toneladas de media en las campañas 2020-2021 y 2021-2022); Aragón (60.000 toneladas), Castilla-La Mancha (50.000 toneladas), Comunidad Valenciana (37.000 toneladas), Murcia (28.000 toneladas) y Cataluña (20.000 toneladas).

Este pacto llega, precisamente, tras unos años difíciles en que el cambio climático ha impactado de lleno en las cosechas y la competencia con la almendra importada de Estados Unidos ha hecho mella en el rendimiento. Según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la producción de este fruto seco con cáscara cayó en 2022 un 32,5% respecto a 2021, y cerca de un 50% respecto a 2020.

“California concentra el 80% de la producción mundial; España ocupa el segundo puesto junto a Australia. Aun así, somos deficitarios en producción y necesitamos importar. Esto ocurre porque somos la puerta de entrada a Europa de la almendra americana: esta llega en grano con piel y nosotros la procesamos para exportarla”, explica Asier Ugaldea, socio fundador de Isfa, una compañía que desarrolla proyectos agrarios.

El consumo de almendras no ha dejado de crecer en los últimos años: si en 2014-2015 se consumieron 975.171 toneladas a nivel mundial, en 2021-2022 la cifra rozó el millón y medio. Al tiempo que, paradójicamente, seguimos aumentando las importaciones: de 89.510 toneladas en 2015 a 125.541 toneladas en 2021. Fuentes del sector ya han manifestado en numerosas ocasiones su preocupación por este escenario, alegando que existe un “claro problema” en la balanza comercial si España, que es el primer país productor de Europa, sigue figurando entre los que más almendra americana importa.

Esta situación fue, precisamente, la que impulsó a Asier Ugaldea y a sus dos socios a cambiar de rumbo y emprender un nuevo proyecto a finales de 2018. Hasta ese momento, su actividad se había centrado en desarrollar proyectos de energía renovable; y querían trasladar sus conocimientos al sector agro: “España tiene un largo camino hasta llegar a satisfacer toda esa demanda con producción propia durante los próximos años, y eso es lo que queremos conseguir”, afirma el CEO.

Su actividad se centra en el alquiler de fincas de regadío en la Península Ibérica para la plantación de este fruto seco. “Buscamos invertir en las plantaciones, no en el suelo. Tenemos fincas en propiedad, pero el grueso son arrendamientos a plazos medios de 30 años, lo cual nos permite disponer tanto de la tierra como del agua”, explica. Utilizan un modelo de plantación SES (eficiente y sostenible) que tiene una particularidad respecto al tradicional: “Optimizamos los insumos necesarios por kilogramo de producto respecto a técnicas tradicionales, reduciendo la huella de CO2, también en comparación con la almendra de importación, y valorizando los residuos con el fin de impulsar la economía circular”.

Y es que, según relata, Estados Unidos se enfrenta a un problema con la sostenibilidad de sus plantaciones: “Demandan muchos recursos, particularmente agua, y a día de hoy tienen dificultades para mantener los niveles de producción que han tenido en los últimos años. La demanda global sigue creciendo, y es en el sur de Europa, y particularmente España, donde contamos con un clima favorable, estructuras de riego y seguridad jurídica para abastecer esa demanda en detrimento de California”.

UN 35% DE AHORRO DE AGUA POR HECTÁREA

Según los datos de la propia compañía, este sistema supone un 35% de ahorro de agua por hectárea respecto los cultivos sustitutivos de cereal en regadío (maíz o arroz); un 20% de ahorro de agua por kilogramo de pepita de almendra producido respecto al cultivo intensivo; y un ahorro del 60% de productos fitosanitarios. Pero, ¿cómo lo consiguen? “Los marcos de plantación son de alta densidad tipo seto. Es decir, que no son árboles tridimensionales, sino que son en dos dimensiones, lo cual nos permite realizar una explotación mecanizada del cultivo y ser mucho más eficientes en el uso tanto del recurso hídrico como de los fertilizantes fitosanitarios”, aclara.

Su objetivo es desarrollar una cartera de fincas de 10.000 hectáreas de explotaciones de almendros intensivos bajo el sistema de cultivo SES (sistema eficiente y sostenible) en España y Portugal. Y ya llevan un largo camino recorrido: “Este año terminaremos de plantar las primeras 5.500 hectáreas. Aunque el camino no está siendo fácil. La inversión solamente en plantaciones es superior a los 200 millones de euros, con unos 60 millones adicionales para la parte industrial asociada”.

Y es que, el CEO explica que este tipo de cultivos sostenibles requieren de grandes inversiones iniciales porque “tenemos que transformar las fincas e instalar sistemas de riego por goteo y sensores para digitalizar las plantaciones. También colocamos más árboles por hectárea, que son de menor tamaño pero con un precio mucho más elevado: en torno a 2.200 euros por hectárea en comparación con los tradicionales intensivos, que rondan los 400 árboles por hectárea”. Para conseguirlo, “hemos recurrido a soluciones de financiación tradicionales y a otras más innovadoras como el Fondo Agro Smart de Banco Santander, con un tiquet de deuda que nos ha permitido mantener este ritmo acelerado de plantaciones”.

Actualmente, cuentan con plantas repartidas por la cuenca del Ebro en Huesca; la cuenca del Tajo, especialmente en Extremadura y parte de Castilla la Mancha; la cuenca del Guadiana, sobre todo en Extremadura; la cuenca del Guadalquivir, en Córdoba y Portugal. También cuentan con un par de núcleos relevantes en la zona del embalse de la Alqueva en Portugal. “Hasta hoy, el sistema que estamos utilizando nos está generando un retorno más temprano de la inversión, con plantaciones más precoces. Nuestra apuesta por la sostenibilidad es firme y estamos seguros de que el día de mañana conseguiremos abastecer gran parte de la demanda local de almendras con nuestras propias producciones sin necesidad de exportar”.

Fuente: El confidencial – https://www.elconfidencial.com/hacia-un-futuro-mejor/2023-07-24/paradoja-almendra-espana-santander-bra_3705190/

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